Bakunin y las Artes
Por Raúl Figueira
Lo que sigue a continuación
son algunas anotaciones hechas para
El artículo del mismo
título, citas y fragmentos.
“El deseo de destruir es al
mismo tiempo un deseo creador” este pensamiento de Bakunin (1814-1876),
repetido de muchas maneras a lo largo de su fantásticamente activa vida tanto
en la acción como en las ideas, pareciera haberse adelantado al programa de los
Dadaístas de 1916, un grupo artístico que reunía espíritus rebeldes contra el
absurdo de una civilización que les había llevado a una guerra de proporciones
mundiales (la primera guerra mundial, llamada hasta entonces “la gran guerra”).
Los Dadaístas sentían que tenían
por delante “una gran labor
destructiva” para echar abajo toda la hipocresía y necedad de un arte que era
fiel expresión de esa sociedad edificada sobre millones de cadáveres.
Bakunin fue en gran medida
un pensador anarquista, pero superaba a sus escritos su habilidad como hacedor
de revueltas. La acción desencadenada por este coloso dentro del campo de las
ideas y de la acción directa, atrajo a muchos artistas de talla mundial del
siglo XIX, tales como León Tolstoi (1829-1910, escritor, autor entre otras
muchas obras de La Guerra y la Paz, Ana Karenina, Resurrección e
innumerables cuentos), Richard Wagner (1813-1883, compositor y dramaturgo,
autor entre otras obras de El Buque Fantasma, Tannhauser, Lohengrin, Los
Maestros cantores de Nuremberg, El Anillo de los Nibelungos,
Tristán e Isolda,
Parsifal....) y George Sand
(1804-1976, cuyo verdadero nombre era Aurora Dupin, baronesa Dudevant,
novelista francesa que escribió algunas obras de inspiración social como Consuelo),
entre otros muchos artistas de su época, quienes le frecuentaban con mucha
regularidad y de cuya relación nos disponemos a comentar. Líneas atrás
mencionamos uno de los pensamientos de aparición constante en la obra de
Bakunin, de hecho no recordamos qué escritor dijo alguna vez que un artista era
alguien aferrado a unas cuantas ideas básicas que se encargaba de desarrollar a
lo largo de su vida de muchas maneras diferentes, pero preservando la esencia
de las mismas. George Orwell es una de esas figuras que durante su vida y a lo
largo de toda su obra, desplegó, entre otras ideas centrales, su ataque a toda
forma de totalitarismo, toda forma de esclavitud y dominio de unas personas por
parte de otras. De igual manera, no hay escrito de Bakunin que no se apoye en
las siguientes ideas:
-“Hay que desatar las malas
pasiones”1
-Toda forma de organización
debe venir de la libre unión entre las personas que se vinculan para la acción
colectiva confiando unas en otras y porque la acción conjunta les parezca
preferible a la aislada.
-“Es necesario desencadenar
la revolución universal e instaurar en todas partes el colectivismo anarquista”(261)
-“El amor a la libertad y
un odio invencible contra toda opresión, odio más intenso incluso cuando la
opresión pesaba no sobre mí sino sobre los otros”(107)
-“Buscar mi felicidad en la
felicidad de los otros, mi dignidad en la dignidad de los que me rodean, ser
libre en la libertad de los otros, tal es todo mi credo, la aspiración de toda
mi vida. He considerado que el más sagrado de todos mis deberes era rebelarme contra
toda opresión, fuera cual fuere el autor o la víctima”.(ibid)
En la escala de la
felicidad humana según Bakunin, en primer lugar estaba en morir combatiendo por
la libertad; en segundo lugar, el amor y la amistad y en tercer lugar la ciencia
y el arte. Grigory Uyrubov, nos comenta que hacia principios de 1870 tuvo la oportunidad
de ver como Bakunin se entregó a un intenso trabajo literario. Poco de lo que escribió
durante su vida fue publicado en el curso de la misma, casi todo lo que nos
llega de Bakunin y su pensamiento escrito, fue publicado tras su muerte.
Bakunin resultaba muy “disperso” a la hora de escribir. Escribió ensayos,
artículos, folletos e incluso libros que en su mayor parte permanecieron en
anaqueles, algunos como pruebas de imprenta y otros en forma de manuscritos.
Nunca existía el dinero suficiente para publicarlas, todo el dinero que Bakunin
conseguía era invertido en correspondencia, ayuda a exiliados, conformación de
grupos de propaganda ideológica en diversos países. La lucha literaria de
Bakunin era controlada por impulsos inmediatos, casi arrebatos intensos que
tomaban los caminos más insospechados. Muchas veces empezaba con una carta que
se extendía en la forma de folleto y seguía creciendo hasta que se convertía en
un volumen bastante amplio. A veces, mientras escribía un texto destinado a
convertirse en un folleto, aparecía una idea nueva que le inquietaba y se
disponía inmediatamente a trabajarla; con lo cual otro folleto quedaba por largo
tiempo inconcluso. ¿Representaba una contrariedad para Bakunin esta manera de
escribir? Creemos que no. A lo largo de su vida cada una de sus obras era una reelaboración
por distintas vías de aquellas ideas centrales de todo su pensamiento.
Para Bakunin era importante
mantenerse fiel a sus ideas ampliándolas y defendiéndolas a como diera lugar
según el lugar y la circunstancia. En 1820 el Escritor y poeta italiano Silvio
Pellico (1789-1854) formó parte de una huelga de carboneros que se dio en esa
época y fue recluido en prisión por su actividad política. Curiosamente su obra
más destacada fue el relato de su vida en Prisión titulado Mis Prisiones.
De este escritor italiano Bakunin argumentaba que había perdido el odio hacia
sus verdugos y su rebeldía característica para convertirse en un místico a su
salida de la cárcel. Para Bakunin, que había sufrido prisión en tres países
distintos desde hasta ( ), que había sufrido escorbuto en las mismas haciéndole
perder casi todos sus dientes, encontró alivio en una obra de teatro que hacía
y rehacía en su cabeza. De esta obra James Guillaume nos comenta: “El tema era
Prometeo, a quien la Autoridad y la Violencia, habían encadenado en un pico
rocoso por haber desobedecido al déspota del Olimpo, y que las Ninfas del
Océano iban a consolarle. Y con su voz gastada nos cantó una melopea compuesta
por él mismo, con las que las ninfas reducían los sufrimientos del Titán cautivo”(265)
Si bien Bakunin encontró alivio a su triste y prolongado cautiverio soñando él
mismo una obra teatral, no menos era él un personaje que inspiraba a escritores
y músicos. De hecho Ivan Turgueniev (1818-1883, escritor y novelista ruso,
autor de El Humo, Relatos de un cazador, Padres e hijos y Tierras
vírgenes entre otras obras) ya en 1856 se inspiró en la colosal figura de
Bakunin para su relato titulado “Rudin”. Fue en 1848 cuando se conocieron en
Berlín, ciudad donde se encontraron en una misma casa en la que ambos habían
alquilado habitaciones y en la que compartieron siete meses de febriles charlas
entorno a revueltas y la necesidad de acción, conversaciones que se prolongaban
hasta muy altas horas de la noche.
Vissarión Belinski en una
carta fechada el 8 de Octubre de 1839
a Nikolai Stankevich, le relata el encuentro con Bakunin
en Moscú hacia finales de 1837. De este encuentro surgen estas líneas respecto
a las artes: “Bakunin fue (en aquel momento) el primero en proclamar que la
verdad se encuentra en la objetividad y que en poesía la subjetividad es
negación de aquélla; que hay que buscar el infinito en todos los puntos; que en
el arte puede descubrirse
a través de la forma y no a
través del contenido pues el contenido mismo se expresa a través
de la forma, y donde ocurre
lo contrario no hay arte”(p.49-50)
Para Belinski su contacto
con Bakunin se traducía en estas frases:
“¡Un mundo nuevo, una vida
nueva!¡Abajo el yugo del deber, al diablo el moralismo viciado y los
razonamientos sobre el ideal! El hombre puede vivir: todo, cada momento de su
vida es grande, verdadero y sagrado.”(p.50)
Una descripción de Bakunin:
“Mijail es un héroe. Tiene un poderoso pensamiento, una gran
dialéctica; su alma es
profunda y su intuición amplia; tiene sed de acción, busca la tempestad y la
lucha.”(P.50-51)
El músico Adolf Reichel,
conoció en Dresde a Mijail Bakunin, Pavel Bakunin (el hermano)
e Ivan Turgueniev, tres
hombres de una poco usual estatura física hacia 1842. A comienzos
de 1843, se reunió en casa
del editor Arnold Ruge (quien publicaba el Hallische Jahrbucher
-Anales de la Halle) donde
eran frecuentes los encuentros con jóvenes de ideas en pro de la liberación de
todo el género humano. Se trataba del “Museo Literario”, un espacio para discutir
diversas lecturas, la mayoría relacionadas con artículos de periódicos, la
mayoría de los cuales habían sido suprimidos de los Anales de la Halle por la
censura de Dresde. La intención era hacerlos imprimir en Zurich en forma de un
solo volumen.. En estos Anales
de la Halle, Bakunin había
publicado un texto cuyas palabras culminantes fueron “<el aliento de la
destrucción es un aliento creador>”. Para Reichel: “Aquellas palabras
sonaban extrañísimas a mis oídos pues, encerrado en mi mundo musical, me había
preocupado siempre mucho más por conservar lo que había ganado que por destruir
un mal supuesto”(p.70)
Las actitudes conservadoras
a las proposiciones de Bakunin, le ganaron una muy difícil estima entre
sectores como la Diplomacia Rusa y lo hacían indeseable a la ciudad de Dresde,
de ahí que el mismo Arnold Ruge le apoye y oculte. Fue de hecho en Junio de
1844
que se emitió en Sentencia
del consejo de estado Ruso en San Petersburgo, una orden de captura si
intentaba volver a pisar territorio ruso, destituyéndosele de su graduación
como oficial que había dimitido el ejército de ese país y retirándole su título
nobiliario e incautación de todos aquellos bienes que tuviese. La sentencia
incluía que de entrar a territorio ruso, sería deportado a Siberia y condenado
a trabajos forzados.
Bakunin nunca gozó de
fortuna material cuando vivió fuera de Rusia. Los Marxistas siempre le acusaron
de ser un conde y de poseer propiedades que lo convertía en un explotador, pero
a lo largo de muchas correspondencias que hacen alusión a él, se revela que
Bakunin vivía de pedir prestado a quienes le rodeaban y éstos sabían, que nunca
recibirían el dinero que le prodigaban a Bakunin, porque éste invertía ese
dinero en ayudar
a gente en situaciones
desesperadas y en fomentar vínculos para la expansión de ideas de liberación,
revueltas, ediciones de folletos, colaboraciones con periódicos independientes.
Bakunin de hecho había
conocido a Marx en Paris en 1844 y a pesar de que el primero admiraba
profundamente al segundo, nunca sus relaciones fueron todo lo amistosas que inicialmente
Bakunin hubiera querido. En palabras de Bakunin: “Nuestros temperamentos no
concordaban. Él (Marx) decía que yo era un idealista sentimental, y tenía
razón; yo le llamaba pérfido vanidoso e hipócrita, y también yo tenía razón”(83)
Las diferencias entre Bakunin y Marx se acentuarían con los años. Cuando
Bakunin vivía en Bruselas hacia inicios de 1848 se hizo patente para éste que
tales diferencias irían a marcar hondos abismos entre ambos. Marx acababa de
fundar una sección de comunistas alemanes tanto en Paris como en Bruselas y
ayudado tanto por comunistas franceses como ingleses había fundado junto a
Engels una primera asociación internacional de comunistas de diversos países en
Londres. Fue entonces cuando Engels y Marx redactaron como representantes de
esta asociación el Manifiesto de los comunistas.
Mientras, Bakunin se
ocupaba del movimiento revolucionario europeo y estaba más dispuesto a destruir
el orden existente que en edificar y organizar lo que existiría después. Para
Bakunin cualquier civilización edificada o planeada de antemano, acabaría por
destruir
la fuerza generadora de la
realidad particular de cada revolución y ahogaría bajo la imposición y el
autoritarismo, cualquier posibilidad de autoorganización para la libertad. Bakunin
deseaba que a través de la revolución, los pueblos eslavos se liberaran del
dominio germano. En sus palabras deseaba “la destrucción de los imperios ruso,
austríaco, prusiano y turco, y con la reorganización de los pueblos de abajo
hacia arriba, con su propia libertad, sobre la base de una completa igualdad
económica y social, y no por medio de la fuerza de una autoridad, por
revolucionaria que ella misma diga que es y por lo inteligente que en realidad
sea (...) mis ideas y mis aspiraciones no le gustaban nada a Marx en primer
lugar porque no eran las suyas; también porque eran contrarias a sus
convicciones de comunista Autoritario; y en último lugar porque como patriota
alemán no admitía entonces, como no consigue admitir ahora, el derecho de los
eslavos a emanciparse del yugo de los alemanes, ya que piensan, tanto hoy como
entonces, que los alemanes están llamados a civilizarles, es decir a
germanizarlos con su consentimiento o por la fuerza.”(102-103)
Durante toda su vida
Bakunin viviría con pocas o con ninguna comodidad. Siempre entregado a las
faenas de su espíritu y su acción, siempre recibió apoyo de sus amigos y brindó
apoyo. En una carta que envía a sus hermanos y hermanas desde París el 1ro de mayo
de 1845, comenta: “No me he inclinado ante lo que se llama las necesidades del mundo
real, y les sigo haciendo guerra como en el pasado; y como en el pasado, confío
vencerlas; mi fe, mi absoluta fe en la alta grandeza del hombre, en su misión
sagrada, en la libertad como única fuente y como objetivo de su vida, sigue
incólume; no ha disminuido sino que ha crecido, se ha fortalecido y ha tomado
mayor amplitud en la lucha. Mi divisa, mi grito de guerra es <todo o
nada>; y no me echaré hacia atrás en ninguna de mis reivindicaciones”(p92)
“Ha habido siempre en mi
naturaleza un defecto capital: el amor que he sentido por lo fantástico, por
las aventuras extraordinarias e inauditas, por las expresiones que abren horizontes
ilimitados y de los que nadie puede prever el final”(107)
Mijail Bakunin a su hermano
Pavel
París, 29 de Marzo de 1845
“Amo, Pavel, amo
apasionadamente; no sé si puedo ser amado como me gustaría serlo, pero no
desespero; sé al menos que tiene mucha simpatía por mí; debo y quiero merecer
el amor de la que me ama, amándola religiosamente, es decir activamente; ella
está sometida a la esclavitud más terrible e infamante; y yo debo liberarla
luchando contra sus opresores y encendiendo en su corazón el sentido de su
propia dignidad, suscitando en ella el amor y la necesidad de la libertad, los
instintos de la rebelión y la independencia, recordándole a ella misma sus
sentimientos acerca de su fuerza y sus derechos. Amor es querer la libertad, la
independencia total del otro, es este el primer acto de amor verdadero; es la
emancipación
completa del objeto al que
se ama; verdaderamente no se puede amar más que a un ser perfectamente libre,
independiente no solamente de todos los demás sino incluso y sobre todo de
aquel de quien es amado y a quien se ama. Esta es mi profesión de fe política, social
y religiosa, éste es el sentido íntimo no sólo de mis acciones y mis tendencias
políticas, sino hasta donde puedo de mi existencia particular e individual;
porque el tiempo en el que estos dos tipos de acciones podrían ir por separado
está ya muy lejos; ahora el hombre quiere la libertad en todas las acepciones
de esta palabra, o no la quiere.
Querer, al amar, la
dependencia de aquella persona a la que se ama, es amar una cosa y no un ser
humano, pues el hombre solamente se distingue de la cosa por la libertad; y si
el amor también implicara la dependencia sería lo más peligroso y lo más
infamante del mundo, porque reaviva entonces una fuente inagotable de
esclavitud y embrutecimiento para la humanidad. Todo lo que emancipe a los
hombres, todo lo que al hacerlos entrar en
sí mismos suscita en ellos
el principio de su vida propia, de una actividad original y verdaderamente
independiente, todo lo que les da la fuerza para ser ellos mismos, todo esto es
verdad; todo lo demás es falso, liberticida, absurdo. Emancipar al hombre es la
única influencia legítima y bienhechora. ¡Abajo todos los dogmas religiosos y
filosóficos, no son más que engaños! La verdad no es una teoría sino un hecho,
la vida misma, es la comunidad de los hombres libres e independientes: es la
unidad del amor que surge de las profundidades misteriosas e infinitas de la
libertad individual (...) No me tratéis de cruel; es ya hora que nos saquemos
de encima la sensiblería impotente e irreal; ya es hora de que seamos hombres,
unos hombres tan fuertes y constantes en el odio como en el amor. No debe haber
perdón sino guerra implacable contra mis enemigos, porque son los enemigos de
todo cuanto hay de humanos en nosotros, enemigos de nuestra dignidad y nuestra libertad.
Hemos amado demasiado
tiempo, ahora queremos odiar.
Sí, la capacidad de odiar
es inseparable de la capacidad de amar.”(pp89-91)
George Sand se vio envuelta
en una intriga llevada adelante por Newe Rheinische Zeitung que se publicaba en
Colonia y que era dirigido por Marx, en la cual se acusaba a Bakunin de ser
agente secreto al servicio de Rusia en contra de la unión de los eslavos contra
los imperios Ruso y Austro Germano, y se acusaba a Bakunin de ser el causante
de la delación y detención de unos activistas y revolucionarios polacos. Se
decía que George Sand tenía papeles que inculpaban a Bakunin de estas
atrocidades. Ello sucedió el 6 de Julio de 1848.
Para Bakunin era claro que
Marx estaba detrás de esta conjura para desprestigiarle. En sus palabras: “Para
castigarme por mi audacia al tratar de conseguir la realización de una idea diferente
e incluso opuesta a la suya, Marx se vengó a su manera” (118)
Bakunin que había estado
relacionado con George Sand durante su reciente estancia en Paris, escribió
pronto a esta autora mientras los amigos alemanes y eslavos se alejaban desconfiados
de Bakunin. Recibió a los pocos días una carta de George Sand en la que incluía
la copia de una carta dirigida a la redacción de Newe Rheinische Zeitung en la
que exigía “una retractación solemne y completa” pues ella nunca había dado motivos
para que
se levantaran tales
infamias contra Bakunin.
Marx se retractó echándole
la culpa al corresponsal de París quien habría publicado esa crónica durante su
ausencia. Unos meses después de esto, Bakunin y Marx se encuentran en
Berlín. A decir de Bakunin:
“Amigos comunes nos forzaron a darnos un abrazo. Y entonces, en medio de una
conversación medio en broma, medio en serio, Marx me dijo:<debes saber que
me encuentro ahora a la cabeza de una sociedad comunista secreta tan bien
disciplinada que si yo hubiera dicho a uno de sus miembros ‘ve y mata a Bakunin’,
te hubiera matado>. Yo
le contesté que si su sociedad secreta no tenía otra cosa que hacer que matar a
las personas que no les gustaban, no podía ser otra cosa que una sociedad de criados
o fanfarrones ridículos. Después de esta conversación no volvimos a vernos
hasta el año 1864”(p.119)
En Julio de 1848 Bakunin
estuvo en Berlin, de ahí a Breslau, en Octubre fue expulsado de Prusia y se fue
a Dresde, Luego a Kothen y a Dessau donde escribiría su llamamiento a los eslavos;
luego pasó a Leipzig y de ahí a Dresde en 1849 donde Richard Wagner estaba presentando
la Novena Sinfonía de Beethoven. Bakunin, que se estaba escondiendo de la policía,
fue en secreto al ensayo general. Al terminar el mismo, se acercó a Wagner gritándole
que “si en la conflagración universal toda música se veía condenada a desaparecer,
debíamos, aunque fuera arriesgando nuestras vidas, salvar aquella sinfonía.”(123)
A Richard Wagner debemos una relación exhaustiva de los hechos de Dresde de ese
mismo año. Ya para esa época Bakunin era un perseguido por el gobierno austriaco
por su participación en los acontecimientos de Praga del verano de 1848. Según
Wagner, en la época en que
conoció a Bakunin, éste “ya no buscaba a los intelectuales. Lo que quería
encontrar eran personalidades enérgicas dispuestas a la acción”(125) Wagner nos
comenta que una y otra vez intentó convencer a Bakunin de la necesidad de preservar
para el porvenir, obras y testimonios artísticos de esta época y de las
anteriores.
Según el músico y
compositor alemán, a Bakunin “todo le parecía prematuro y no quería admitir que
fuera posible basar las leyes del porvenir en las leyes de la mala sociedad actual,
pues ese porvenir sería la resultante de una organización del mundo totalmente diferente”(128)
Para Bakunin (como para los
Dadaístas unos sesenta años después) La sociedad tal como estaba constituida
debía desaparecer porque ella era la causa de todas las opresiones del hombre
por el hombre. Solo en una sociedad edificada desde la libertad de asociación
en la igualdad, podría producir una sociedad justa y en esa sociedad los
hipócritas valores artísticos de la civilización hasta entonces, no serían
útiles y nacería una nueva ciencia y un nuevo arte, liberado de dominaciones e
imposiciones autoritarias. La insurrección de Dresde de Mayo de 1849, sería el
marco propicio para el desarrollo de todo el fervor de acción de Bakunin y,
para Wagner, representaba la liberación del puesto que el músico ocupaba en la
ciudad de Dresde y que le causaba opresión y disgusto. Sajonia y Alemania
se disponían a solucionar
un conflicto que llevaba largos años de tensión, era el momento que Bakunin
aprovecharía para actuar y tratar de iniciar desde allí, la gran labor regenerativa
que imponía la destrucción. Las cámaras habían sido disueltas por un nuevo ministro
nombrado por el rey, las personas se agolpaban en las calles para discutir lo
que debía ser hecho, incluso si reconocer o no a la autoridad que les había
sido impuesta.
Comités de fábricas y
talleres, manifestaciones públicas. Se instaló a unos cuantos diputados de las
cámaras, como gobierno provisional. Bakunin se reía de la ingenuidad con la que
la ciudad y sus habitantes se entregaban a la planificación de la defensa de la
ciudad e incluso al armisticio.
Wagner se sintió
enfebrecido ante la posibilidad de acción, fue a la casa de un amigo cazador
que por aquellos días se encontraba fuera de la ciudad y que tenía unos fusiles
para emplear él mismo una de esas armas, aconsejándole a la esposa de su amigo
que colocase los fusiles restantes a disposición del Comité de Patriotas antes
que la gente llegara a arrebatárselos.
Bakunin sabía que sólo se
podía esperar un ataque muy bien organizado del ejército prusiano y destinó
todas sus fuerzas a organizar la resistencia ante la poca experiencia y pericia
que demostraban los revolucionarios de Dresde. Entre tanto, en toda Alemania se
producían levantamientos, en Leipzig se formaron grupos de estudiantes que
marcharon hacia Dresde para combatir a los prusianos. El 6 de Mayo por la
mañana, la barricada de la calle del Mercado nuevo había sido penetrada por el
ejército invasor e inmediatamente fueron repelidos por un grupo de voluntarios
de la ciudad quienes abrieron un fuego tan intenso como inesperado que provocó
la huída inmediata de los asaltantes. Bakunin estuvo entre esos voluntarios.
Tras este intento, Bakunin y sus consejos referentes a la organización de la
defensa, fueron admitidos en el frente, incluso la incorporación al consejo
militar de oficiales polacos experimentados que Bakunin conocía. El 7 de Mayo llegó
a Dresde una columna de mineros de Erzgebirge que acudía en ayuda de la ciudad.
Durante todo ese día llegaron refuerzos parecidos. Los prusianos atacaron
simultáneamente varios puntos de la ciudad. Cuatro cañones pequeños que habían
traído los recién llegados, sirvieron para repeler desde las barricadas a los
asaltantes.
1 Todas las citas que se hagan en el presente trabajo,
fueron tonadas del Libro Conversaciones con Bakunin,
de Arthur Lehning, editorial
Anagrama, 1978, traducción de Enrique Hegewicz. De aquí en adelante sólo
aparecerán los números
correspondientes a las páginas de donde fueron extraídas las citas. (P.249)
* Revellín: obra exterior de fortificación que defiende
la cortina: que es un lienzo de muralla entre baluarte y
baluarte:
fortificación de figura pentagonal, en la parte exterior de la muralla
(sinónimo: bastión).
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